La diaconisa aun sin saber quien era aquel clérigo, caminó junto a él por los largos pasillos mientras pensaba un sinfín de cosas...
- ¿Quién será el portero? Sus ropas no dicen nada.. Bueno sí.. que necesita un cambio y que le recojan el vuelto de esa sotana que anda pisándosela... Diácono no puede ser, porque sino tendría mujer, digo yo, y llevaría las sotanas impecables.. ¿Sacerdote de pueblo? quizás.. pero... pero... pero.. ¿Y ese anillo? ... - la cara de la de Urgel se descompuso. - No puede ser, no.. un alto cargo, no... abriendo las puertas.. no.. Seguramente aprovechó que algún obispo dormía para cogerlo prestado, será su sueño llegar un día a ser obispo .. o quizás primado, nunca se sabe.. las aspiraciones, son aspiraciones... - pensaba y pensaba, casi le salia humo del tiesto. - Al menos se hubiera presentado.. y no me tendría aquí pensando tanto... - musitó.