Al fin, después de tantos dias de camino desde su amada Denia, astack se encontraba frente a la puerta de aquella magnífica abadía.
Cuán deseoso estaba de formar parte de aquellos muros donde espera de todo corazón encontrar respuestas a sus muchas preguntas e inquietudes.
Desde siempre había sentido al Altisimo a su lado, guiándole, aconsejándole... y ahora estaba deseoso de saber más de El, de aprender a servirle y a extender su Mensaje.
Con extrema humildad se dirijó al gran portón, y respirando profundamente para expulsar la conjoga de su alma, llamó a la puerta.