Elatar llegó delante de las puertas de la abadía. Llamó a la puerta, y una voz de dentro, la voz del portero, le preguntó quien era.
Buenas tardes Hermano portero. Acabo de llegar a la Abadia, me llamo Elatar vengo de Vic.
Es un placer inmenso llegar a estas puertas, convertido ahora en una gran realidad. Espero encontrar la iluminación de la amistad y del conocimiento entre todos vosotros. Para poder formar una familia.