Oscurecía bajo los árboles, la nieve caía silenciosamente sobre la yegua, solo quedaban unos pocos metros, delante se divisaba la Abadía majestuosa y bella.
Desmonto de su yegua y se dirigió hacia las grandes y pesadas puertas.
Llamo a la puerta.
Buenas noches hermano. Soy Katha, estudiante de teología. Mi deseo es estudiar en el seminario de la Abadía. Pido permiso para entrar.
El frío era glacial. Se ajusto la capa mientras esperaba que se abrieran las puertas.