Armand acudió con paso vacilante a la puerta, los últimos días había estado enfermo y aún le costaba moverse con total normalidad... sin duda aquel frío tan intenso.
Miro por la mirilla y vio a un joven esperando, de forma que le abrió la puerta
Perdonad el retraso, hermano, debéis disculpar a este viejo monje pero mi salud ya no es la de un mozo. Os doy la bienvenida a la abadía de Vallbona y espero que disfruteis de nuestra compañia. Pero decidme, ¿en que podemos ayudaros?